Salto del Tequendama
El salto del Tequendama es una cascada natural de Colombia, ubicada en la provincia del Tequendama en el Departamento de Cundinamarca. Está ubicada a aproximadamente 30 km al suroeste de Bogotá. Después de hacer un apacible recorrido de más de 100 km por los verdes campos del altiplano cundinamarqués y de la sabana de Bogotá, el río Funza (o Bogotá) cae desde una altura sobre el nivel del mar de 2.467 m aproximadamente 157 m
sobre un abismo rocoso de forma circular formando la cascada. Se halla
en una región boscosa de neblina permanente. Administrativamente
pertenece al municipio San Antonio del Tequendama.
Origen
De acuerdo con algunos relatos que lograron llegar hasta hoy, en la mitología Muisca el Salto de Tequendama es atribuido a BochicaEste relato cuenta que Chibchacum (dios protector del Zipa) se ofendió porque su pueblo aceptó malos consejos de Huitaca
(una diosa que podría asociarse con el mal) la cual guío al pueblo a
llevar una vida llena de placeres, juegos y borrachera llevando a que se
negaran las ofrendas a Chibchacum; este se indignó contra los bacates,
porque ya casi todos murmuraban de él y le ofendían en secreto y
públicamente. Como venganza, lleno de ira, Chibchacum creo una gran
inundación al desatar tempestades y desviar los ríos Sopó y Tibitó, que
creciendo rápidamente anegaron la sabana hasta inundarla totalmente. Las
sementeras y labranzas se echaron a perder; la gente, que por entonces
era numerosa, empezó a padecer las calamidades del hambre. Reunidos
sacerdotes y caciques, se decidió dar noticia del terrible suceso a Bochica
(una divinidad, suerte de profeta y dios enviado por Chiminigagua, dios
principal y creador de los Muiscas), para clamar sus bondades y
favores. Pasaron muchos días con sus noches llenos de clamores,
sacrificios y ofrendas, hasta que por fin, una tarde, mientras
reverberaba el sol en el aire, se hizo presente el arco iris en medio de
un ruido ensordecedor, que a todos hizo estremecer. Bochica les volvió a
enseñar las buenas costumbres y realizo una peregrinación con todos los
habitantes de la sabana por los cerros hasta el sur occidente donde
encontró una muralla de piedras que represaban las aguas. Enseguida tomo
un bastón de oro con el que golpeo las rocas, las cuales sucumbieron y
dieron origen al Salto de Tequendama. La sabana quedó desinundada.
Bochica tuvo a bien no secar los ríos Sopó y Tibitó, pues sabía que
serían de gran utilidad, para regar los cultivos en épocas de aguas
escasas. Bochica, quien, no satisfecho con los beneficios otorgados,
castigó a Chibchacum, condenándole a cargar la tierra sobre los hombros,
que hasta ese día era cargada por cuatro inmensos guayacanes. Esa es la
causa de que, a veces, la tierra tiemble. La llegada de Bochica ocurrió
para los Muiscas cerca de 30 edades o bxogonoas, antes de los
españoles, donde cada edad es un periodo de 70 años.
Este mito tiene cierto grado de validez ya que durante el ultimo gran
deshielo la Sabana de Bogotá fue inundada. Algunos estudios señalan que
esto pudo haber ocurrido en un periodo muy corto de tiempo:
En la zona tropical,
hace 2 o 3 mil años, el nivel de las nieves, restos de la última edad
del hielo, debían estar localizados en los 3.000-3.500 metros sobre el
nivel del mar. Al retirarse empiezan a producir inundaciones en la
Sabana, lugar original del asentamiento de la civilización muisca. Un
líder, Bochica, padre de la cultura, inicia un éxodo hacia las laderas
de las montañas de la Cordillera Oriental, y de los cerros occidentales,
como respuesta a la inundación de la Sabana, que la mitología atribuye
al malvado Chibchacum. Es posible que esta migración explique los
hallazgos de piezas arqueológicas en alturas superiores a la Sabana. El
retiro del glaciar debió ser muy rápido en términos geológicos, pero
lento en términos de la duración de la vida humana, lo cual permitió
preservar la cultura que se había desarrollado en el altiplano. La gran
laguna que se formó con el agua del deshielo crea un espejo de agua que
cubre el altiplano. Las aguas buscan una salida y forman el Salto de
Tequendama, que sirve de desagüe al lago. Poco a poco éste se va secando
y permite el retorno de los hijos o nietos de quienes se vieron
obligados a buscar en las montañas su lugar de asentamiento.
José Fernando Isaza
La descripción de Humboldt
Este salto a pesar de su lamentable estado actual, conserva un gran
grado de estima entre los bogotanos. Fuera de anterior mito, cabe
mencionar la descripción que hiciera el naturalista Humboldt de este salto, quien le dio con ayuda del barómetro una altura de 185 metros.
El Salto de Tequendama
debe su aspecto imponente a la relación de su altura y de la masa de
agua que se precipita. El río Bogotá, después de haber regado el pantano
de Funza, cubierto de bellas plantas acuáticas, se angosta y vuelve a
su lecho cerca de Canoas. Allí tiene todavía 45 metros de ancho. En la
época de las grandes sequías me ha parecido, suponiendo al río cortado
por un plan perpendicular, que la masa de agua presenta una sección de
700 a 780 pies cuadrados (74 a 82,50 metros cuadrados). El gran muro de
roca, cuyas paredes baña la cascada y que por su blancura y la
regularidad de sus capas horizontales recuerda el calcáreo jurásico; los
reflejos de la luz que se rompe en la nube de vapor que flota sin cesar
por encima de la catarata; la división al infinito de esta masa
vaporosa que vuelve a caer en perlas húmedas y deja detrás de sí algo
como una cola de corneta; el ruido de la cascada parecido al rugir del
trueno y repetido por los ecos de las montañas; la oscuridad del abismo;
el contraste entre los robles que arriba recuerdan la vegetación de
Europa y las plantas tropicales que crecen al pie de la cascada, todo se
reúne para dar a esta escena indescriptible un carácter individual y
grandioso. Solamente cuando el río Bogotá está crecido, es cuando se
precipita perpendicularmente y de un solo salto, sin ser detenido por
las asperezas de la roca. Al contrario, cuando las aguas están bajas, y
así es como las he visto, el espectáculo es más animado. Sobre la roca
existen dos salientes: la una a 10 metros y la otra a 60 metros; éstas
producen una sucesión de cascadas, debajo de las cuales todo se pierde
en un mar de espuma y de vapor.
Últimos años y actualidad
En 1897 se inaugura la primera hidroeléctrica de Colombia cuyo nombre es El Charquito que usa el agua del río Bogotá antes del salto.
Para 1928 se inaugura "El Hotel del Salto" un lujoso hospedaje al lado
de la caída, lo cual muestra el gran interés que representaba por
entonces.En 1940 se inician las obras del embalse del Muña que represa las aguas
del río Bogotá en el municipio de Sibate, con el gran y desordenado
crecimiento de la capital el río Bogotá y sus afluentes fueron
contaminados. El conjunto de la hidroeléctrica de El Charquito y el
embalse del Muña, hicieron que el salto perdiera gran parte de su caudal
más la grave contaminación de las aguas, causo que el salto del
Tequendama perdiera mucho de su atractivo turístico, llevando al cierre
del lujoso hospedaje que actualmente se encuentra abandonado. Aun así,
muchos bogotanos suelen detenerse al lado del salto de Tequendama para
comer mazorcas asadas o pinchos de carne que ofrecen algunos habitantes
de la zona y poder admirar el imponente paisaje que relatara Humboldt.
http://www.youtube.com/watch?v=pxOaUhEdxZg
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